Relato:
Perlas
Estaba en mi cuarto arreglándome para la gran fiesta de logros,
una fiesta que hacían cada vez que alguien ganaba un concurso o una buena
calificación o algo así yo había ganado un concurso de arte; mi madre me había comprado un hermoso vestido
verde esmeralda y unos tacones bajos, del mismo color, estaba muy guapa, pero
sentía que algo me faltaba, me faltaban aquellas perlas blancas que había
perdido, aquellas perlas que me hacían sentir perfecta.
-¿Nati? ¿Ya estas lista?-Escuche decir a mi mama.
-Si, ya salgo.- Salí, mi mama me tomo una foto y me dijo que
pronto iban a empezar los fuegos artificiales por mi “gran logro”, la verdad
era que yo no lo creía tan importante. Camine por el pasillo y fui directo al
jardín, ahí estaban todos, ya habían empezado los fuegos artificiales, los
observaba desde la puerta del jardín, hasta que una mano toco mi hombro.
-Hola Nati.-Me dijo, me voltee, era Josh, mi primo, siempre me
levantaba el animo; pude ver que traía
una cajita en el bolsillo
-¡Josh!-Dije y lo abrace muy fuerte.
-Me alegro saber que estas feliz de verme, pero me estas
asfixiando.-Lo solte y reimos. –Que bueno que ganaste el concurso, te lo
merecias.
-Gracias, pero…
-No querias que te hicieran la fiesta tan extravagante.-El sabia
que a mi no me gustaban este tipo de cosas.-Tengo algo que quiza te
alegre.-Saco la cajita de su bolsillo y la abrio; ahí estaban esas perlas perfectas que me hacian sentir a mi perfecta.
-¿Cómo las conseguistes?
-Las encontre en el mercado, en el suelo.-Siempre
tenia la mejor suerte del mundo; me las puso y
ahí, en ese momento, mi noche se volvio perfecta, senti el resplandor de
un fuego artificial, pero no fue el fuego artificial lo que hiso mi noche
perfecta, fueron las perlas.
…
Paso el resto de la noche, en juegos,
bromas y en la gran cena. Al terminar, cuando la gente ya se iba, Josh se me
acerco.
-¿Cómo te sientes?
-Despues de que me distes las perlas,
perfecta.
-Pues te diré, que esas no son las
perlas que tu tenias.
-¿Qué?
-Esas
las compre, para que vieras que, para ser perfecta, no necesitas un collar de
perlas hermoso o un objeto, siendo tu ya lo eres.