Mi mundo en un blog | Lucia Peralta

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martes, 15 de octubre de 2013

Ovejas

Una noche, mi mamá me dijo que, para dormir, pensara en ovejas, ovejas saltando por una cerca, y me puse a pensar: ¿Y si una oveja no quería saltar la cerca? Se escaparía y tendría que buscarla y, además, convencerla de que saltara la cerca y eso es mucho trabajo. Luego pensé : ¿Y si una de las ovejas no tuviera patas? La pobre tendría que arrastrarse debajo de la cerca. Y si otra tuviera patas muy largas, no saltaría, con solo dar un paso estaría cruzando la cerca, pero, ¿y si se siente mal? ¿Y si la rebelde, la despatada y la patuda se sienten mal? Se burlarían de ellas y ellas escaparían. ¡Pobres ovejas!  Sería mucho trabajo. Le pregunté a mi mamá si quería su propia oveja, que yo le mandaba la que quisiera: rubia, negra, peliroja, azul, rosa, con la piel blanca, marrón o negra; con el pelo lacio, ondulado o esponjoso, como el cabello de mi amigo Gabriel, y me dijo que quería una oveja con una pluma, y yo le pregunté cómo y dónde quería la pluma, podría ser una pluma morada en la cabeza o una azul en el costado. Ella no me respondió así que le pregunté si quería otra oveja y ella me dijo que si, y le ofrecí una familia entera de ovejas!
Luego un perro empezó a ladrar y le advertí que alejara a las ovejas del perro, y ella me dijo que lo haría. Así que me fui a acostar en mi cama, y después de que las ovejas saltaran me dormí con las ovejas y ¿saben qué? al final ellas también durmieron conmigo.

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