Una noche, mi mamá me dijo que, para
dormir, pensara en ovejas, ovejas saltando por una cerca, y me puse a pensar:
¿Y si una oveja no quería saltar la cerca? Se escaparía y tendría que buscarla
y, además, convencerla de que saltara la cerca y eso es mucho trabajo. Luego
pensé : ¿Y si una de las ovejas no tuviera patas? La pobre tendría que
arrastrarse debajo de la cerca. Y si otra tuviera patas muy largas, no
saltaría, con solo dar un paso estaría cruzando la cerca, pero, ¿y si se siente
mal? ¿Y si la rebelde, la despatada y la patuda se sienten mal? Se burlarían de
ellas y ellas escaparían. ¡Pobres ovejas! Sería mucho trabajo. Le pregunté a mi mamá si
quería su propia oveja, que yo le mandaba la que quisiera: rubia, negra,
peliroja, azul, rosa, con la piel blanca, marrón o negra; con el pelo lacio,
ondulado o esponjoso, como el cabello de mi amigo Gabriel, y me dijo que quería
una oveja con una pluma, y yo le pregunté cómo y dónde quería la pluma, podría
ser una pluma morada en la cabeza o una azul en el costado. Ella no me
respondió así que le pregunté si quería otra oveja y ella me dijo que si, y le
ofrecí una familia entera de ovejas!
Luego un perro empezó a ladrar y le advertí que alejara a las ovejas del perro,
y ella me dijo que lo haría. Así que me fui a acostar en mi cama, y después de
que las ovejas saltaran me dormí con las ovejas y ¿saben qué? al final ellas también
durmieron conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario